viernes, 8 de enero de 2010

Falta de vivienda y carretera agobian a afectados por terremoto

Sismo en Cinchona hace un año

Ruta nacional 126 permanece cerrada y solo 176 afectados obtuvieron casa

Ministros alegan que magnitud del evento impidió acciones más rápidas

Alonso Mata B. | amata@nacion.com

Falta de vivienda, pocas fuentes laborales, caída del turismo y el cierre de la principal carretera son las mayores réplicas del terremoto de 6,2 grados en la escala de Richter, que se produjo hoy hace un año en la zona de Cinchona de Alajuela.

El conjunto de carencias tiene su epicentro en la falta de coordinación estatal, la burocracia y el incumplimiento de promesas por parte del Gobierno.

Las víctimas son los pobladores del extinto poblado de Cinchona, San Miguel (Sarapiquí), Poasito, Fraijanes, Sabana Redonda (todas estas de Alajuela) y Varablanca (Heredia), zonas golpeadas por el desastre natural.

El terremoto de hace un año afectó en total a 102 comunidades, 125.548 personas (de las cuales fallecieron 30) y generó daños en 2.256 viviendas y 20 kilómetros de carretera. La estimación total de pérdidas es de $136 millones.

Equipos de La Nación visitaron las comunidades y comprobaron las limitadas acciones por parte de los distintos ministerios.

A kilómetros de distancia, en sus oficinas de San José, los jerarcas estatales reconocen el lento proceso, aunque se defienden alegando que la magnitud del temblor impidió una actuación más ágil.

Sin camino. El principal mal que agobia a los pobladores de las zonas afectadas es el cierre de la ruta nacional N.° 126, que comunica a Cinchona con Heredia. La carretera es de suma importancia para el turismo y la agricultura.

Actualmente para llegar a Heredia los habitantes de Cinchona, Cariblanco, Ujarrás o San Miguel deben dar la vuelta por el túnel Zurquí, ruta 32; lo que hace que el viaje pase de 20 minutos a dos horas.

Marco Vargas, ministro de Transportes y coordinador de la comisión de reconstrucción, explicó que la ruta se ha habilitado en un 95% y que se han invertido ¢6.000 millones.

No obstante, confesó que existen tres kilómetros, cercanos al hotel Water Fall Garden, que no se podrán reparar debido a la magnitud de los daños.

Debido a esto se tendrá que habilitar un tramo de ocho kilómetros por la montaña, trabajos que podrían demorarse todo este año.

El costo de la obra es de $12 millones y aún se desconoce de dónde provendrá el financiamiento.

“Sabemos que es una vía muy importante, pero es una obra mayor, va a tardar”, dijo Vargas, quien reconoció que hasta la fecha no se han abierto alternativas a los pobladores ante el cierre de la vía.

Esto también dificulta las opciones laborales de los pobladores de la zona pues solo hay servicio de buses a las 5:30 a. m. y 12: 30 p. m.

Carlos Mora, habitante de Ujarrás, dijo que una de las pocas opciones de trabajo en el sector es la planta de jaleas El Ángel.

Ricardo Díaz, gerente de mantenimiento de la empresa, indicó que las solicitudes de empleo se han disparado desde el terremoto. Antes del sismo la empresa empleaba a 300 personas, ahora el número es de 260.“ Todo el mudo nos pide trabajo, no podemos con todos”, detalló.

Sin techo. La otra gran carencia de los pobladores es la de vivienda, pues de las 1.075 familias damnificadas –que sufrieron pérdida total de sus casas– solamente 176 obtuvieron un techo propio (136 construyeron con bono de vivienda y 40 fueron casas donadas por la empresa privada); el resto aún está en espera de una vivienda.

Lo anterior pese a que Clara Zomer, titular de Vivienda, se había comprometido tener listas al menos 271 casas en el primer semestre del año pasado; posteriormente movió la promesa al último trimestre de ese mismo año.

Ahora Zomer propone tener al menos iniciado los proyectos de vivienda pendientes en los primeros seis meses del 2010. Entre esos se destaca el que se construirá en La Nueva Cinchona, pueblo que sustituirá a la extinta comunidad.

Dicho pueblo se levantará en Cariblanco , albergará a 83 familias y se financiará con ¢2.100 millones provenientes de una campaña de donaciones ciudadanas.

Desánimo. Ante este panorama los habitantes de las zonas afectadas piden menos discurso y más trabajo por parte del Gobierno.

Gabriela Rodríguez, líder comunal de San Miguel y microempresaria turística, dijo que han tenido que caminar “cuesta arriba y solos” para salir adelante.

“Lo que hemos hecho, lo hemos hecho nosotros (la comunidad) porque somos trabajadores; de lo contrario estaríamos en la ruina, la ayuda no ha sido la necesaria”. Colaboró Jorge Esquivel.

FOTOS
  • Nacion.com

    Los embates del terremoto de hace un año se reflejan en la destrucción total del pueblo de Cinchona, en Sarapiquí de Alajuela; el poblado entero fue declarado inhabitable y ahora solo quedan escombros. José Díaz

Más indignación que esperanza...

Nacion.com
‘Vamos solos cuesta arriba’

Nombre: Gabriela Rodríguez

Ocupación: microempresaria

Residencia: San Miguel

“Las ayudas para el turismo fueron muy pocas; si no fuera porque somos muy trabajadores, estaríamos en la ruina, vamos a empujones, reconstruyendo nosotros mismos, faltan muchas cosas para salir de esto”.

Nacion.com
‘Necesitamos más empleo’

Nombre: Noemy Godoy

Ocupación: empleada de el Ángel

Residencia: Cariblanco

“Aquí las oportunidades laborales son muy pocas, la gente tiene que caminar kilómetros para ir a los lugares de trabajo porque no hay carretera; además, todavía estamos a la espera de vivienda, ha sido un año fatal”.

AyuDA DE ONG Y EMPRESA PRIVADA

Burocracia entrabó aporte ciudadano

La burocracia y descoordinación estatal entrabó no solo las acciones de las entidades gubernamentales, sino de las organizaciones sociales y de las empresas privadas. Uno de los afectados fue el grupo “Un techo para mi país”, cuya finalidad era dotar de una vivienda temporal a los damnificados por el terremoto; sin embargo, la lista de los beneficiarios, labor del Ministerio de Vivienda, tuvo severos atrasos, por lo cual la organización tuvo que ir a buscar (por su propia cuenta) a quienes requerían casa. La otra traba evidente fue la utilización del monto de fideicomiso BCR-Repretel de ¢2.100 millones, recaudado en una campaña ciudadana. Hasta ahora el dinero no se ha empleado debido inicialmente a trabas burocráticas, aunque ya se conoce que se destinará a la construcción de la Nueva Cinchona.

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