martes, 28 de abril de 2009

Costa Rica, Martes 28 de abril de 2009

Superar 20 segundos de destrucción

Frente al sismo, se actuó con sensatez, prudencia, legalidad y responsabilidad

Marco Vargas | Ministro de Coordinación Interinstitucional

El domingo 19 de abril de 2009, en la página de Opinión de La Nación , la señora Isabel Vargas, presidenta de la Cámara de Turismo y Comercio de la región del volcán Poás publicó un artículo denominado “Emergencia, legalidad y sensatez” , al cual considero oportuno referirme.

Como es de conocimiento público, el sismo del pasado 8 de enero afectó considerablemente varias comunidades de la zona del volcán Poás. Veinte segundos fueron suficientes para provocar gran destrucción y dolor. Se afectaron 125.548 personas, se dañaron 2.256 viviendas, de las cuales 755 quedaron totalmente destruidas. En tan corto tiempo, la fuerza de la naturaleza provocó serios daños en carreteras nacionales y caminos vecinales, edificios públicos y privados, acueductos, centros educativos, pequeñas y medianas empresas de la zona, y el ambiente.

Reconstrucción. Ante la emergencia, el Gobierno de la República asumió responsablemente y con prontitud la tarea de la reconstrucción. Se invirtieron ¢3.533.608.980 en la rehabilitación de vías terrestres, se rescataron las personas heridas y atrapadas; se recuperaron los cuerpos de las personas fallecidas y se procedió de inmediato con la ayuda a las personas de las zonas afectadas. Se restituyeron en tiempo récord los servicios de electricidad, telecomunicaciones y agua, con una inversión de ¢1.404.081.915, y se reubicó temporalmente en albergues a todas las familias damnificadas, con un costo inicial de ¢315 millones.

A través del IMAS, el Gobierno de la República entregó ¢316 millones en subsidios a las familias y se atendieron las necesidades básicas de albergue, campamentos, comida, servicios médicos, ropa y otros a todos los damnificados. Se diagnosticó la situación de las pequeñas y medianas empresas y, en la primera etapa, el Ministerio de Trabajo destinó un subsidio de empleo por la suma ¢31.980.000. En la actual etapa de recuperación, el Gobierno estableció, mediante el Sistema de Banca para Desarrollo, una línea de crédito de ¢2.000 millones y ¢1.000 millones para garantías para pequeños productores.

Durante este proceso, se ha trabajado de manera coordinada y de la mano con la comunidad, con la cual se elaboraron y validaron mediante talleres los términos de la recuperación, de acuerdo con sus prioridades. Con los gobiernos locales se trabaja en el programa de entrega de materiales de construcción para viviendas con afectación leve. La administración Arias Sánchez busca unir esfuerzos por una causa común y, en esta dirección, apoyará a la Cámara de Turismo y Comercio de la Región del Volcán Poás, facilitando los recursos técnicos para la formulación de proyectos de desarrollo. Así lo hemos manifestado en las diversas reuniones.

En la actualidad, el Gobierno trabaja en el plan de recuperación de la zona, cuyos objetivos son evitar la reconstrucción de riesgos (mejoramiento de los estándares de seguridad); reactivar la infraestructura, el tejido económico y social y la generación de empleo; mejorar las condiciones de vida de las comunidades, y asignar recursos disponibles de acuerdo con las prioridades. Para su ejecución inicial, el Gobierno ha destinado ¢11.577 millones para vivienda (a este monto hay que sumarle los ¢ 1.900 millones provenientes del fideicomiso BCR-Repretel-Monumental destinados a reconstruir la nueva Cinchona); ¢15.000 millones para infraestructura del empréstito con el Banco Mundial, y los ¢2.000 millones de crédito y ¢1.000 millones para garantías a los pequeños productores, de la Banca para Desarrollo.

Estudios técnicos. Una reconstrucción responsable exige estudios técnicos que garanticen hacerla sin riesgo. Por ello, se contrataron los servicios profesionales para llevar a cabo el estudio del subsuelo de la zona, que permita la reconstrucción segura de viviendas, empresas, rehabilitación de caminos, puentes, tendido eléctrico y reactivación de fincas.

Todo lo anterior denota precisamente la seriedad y la prudencia con la que se trabaja, teniendo claro que nuestra misión es evitar la reconstrucción de riesgos, aprovechar las capacidades de la coordinación interinstitucional, recuperar los avances sociales y económicos de la zona y aumentar la calidad de vida de las comunidades afectadas.

El Gobierno agradece la crítica y la opinión de todas aquellas personas que desean coadyuvar en este proceso de reconstrucción, pero también reconoce que se ha actuado con sensatez, prudencia, legalidad y, ante todo, con responsabilidad absoluta.

No ha existido nunca flojera para el trabajo, y la coordinación interinstitucional ejercida ha demostrado, lejos de la “parálisis” indicada por la señora Vargas, una gran efectividad en la atención y recuperación de la zona afectada por el terremoto. Como bien lo afirma doña Isabel, los fenómenos complejos no se pueden tratar como si fueran simples.

Fuente: La Nación/Opinión.

domingo, 19 de abril de 2009

Emergencia, legalidad y sensatez

Parálisis institucional al desnudo por terremoto del 8 de enero

Isabel Vargas R. es presidenta de la Cámara de Turismo y Comercio de la Región del Volcán Poás

Formada en la Facultad de Derecho de la UCR, aprendí desde mis primeros años como estudiante de don Eduardo Ortiz y luego como asesora de instituciones, cuan importante es el principio de legalidad para entender y diferenciar la capacidad de acción en el ámbito privado y en el público. Jamás imaginé entender este sagrado principio, como la excusa perfecta para que las personas a nivel privado hagan lo que les dé la gana porque no es legalmente prohibido, aunque sea moralmente incorrecto y que los entes públicos se paralicen de miedo y dejen de hacer lo que les corresponde, por no contar con una norma expresa, con puntos y comas, que les autorice; so pena de arriesgar la cabeza de los jerarcas institucionales.

Esto me ha llevado a considerar que la gestión pública corrupta que se trató de detener, hace algunos años, con leyes especiales, se ha convertido en una mediocre y, como tal, deshonesta también, no por acción, sino por omisión en el cumplimiento y atención oportuna de deberes. Debo admitir que los seres humanos, incluidos los abogados, no estamos del todo preparados para prever las consecuencias de nuestras omisiones. Es así como las limitaciones existenciales y los temores legales, se convierten en las gavetas desordenadas, donde van a parar las acciones creativas, ágiles y efectivas de los funcionarios que los electores nos idealizamos. Lo peor es que sobre tales omisiones no hay control de resultados ni rendición de cuentas en nuestra legislación.

Cosas absurdas. Ante la emergencia suscitada con el terremoto del 8 de enero, la parálisis institucional, de que hablo, ha quedado totalmente expuesta. Como excusa, o como estrategia, se ha usado la imposibilidad jurídica para actuar, pese a que existe una ley de emergencia para facilitar y agilizar las cosas. Pretenden que empresas destruidas total o parcialmente paguen impuestos, cuotas sociales, atiendan viejos créditos, se endeuden con tasas comerciales y pidan inspecciones y mil permisos para reconstruirse. Esperan que cinco instituciones analicen individual y reiteradamente los casos de vivienda, inspeccionen, certifique la CNE, para luego tramitar nuevamente, lote, bono, permiso, uso de suelo, plan regulador, plano, nuevo permiso, crédito adicional y mil cosas más. Es absurdo pensar que con ropa y alimentos en albergues y algunos techos, sin fuentes de empleo, sin infraestructura y servicios, y sin posibilidades de superación comunal, se reactivará social y económicamente esta región.

Al tratar los asuntos de una emergencia, extraordinarios per se, no se pueden usar procedimientos ordinarios. Los casos especiales no se pueden solucionar con trámites engorrosos. Los fenómenos complejos no se pueden tratar como si fueran simples. Esto es precisamente lo que esta causando el descontrol, la descoordinación institucional y, desde luego, la impaciencia y el enojo de los afectados.

Han pasado 3 meses del terremoto, casi 100 días y aún no se tienen proyectos integrales de desarrollo con proyección de futuro para Cinchona, Vara Blanca, Poasito, Fraijanes, Sabana Redonda y demás poblados aledaños al volcán Poás. ¿Cómo medir las consecuencias de retrasar el proceso de solución para las más de 2.000 personas sin vivienda, más de 150 empresas afectadas, alrededor de 500 personas con problemas de empleo, muchos km de caminos e infraestructura y servicios por mejorar?

Frustración y estancamiento. Mientras que los funcionarios de las instituciones a quienes compete atender la reconstrucción y reactivación de esta zona, los políticos y jerarcas que los coordinan, le sigan dando rienda suelta a su insensatez, al querer tirar cada quién para su lado en vez de coordinar y dar participación a las comunidades y a sus líderes, no se lograrán concretar soluciones ágiles y legalmente correctas a corto plazo. Si a esto le añadimos, por un lado, el irremediable grupo de legalistas y por otro lado el abundante séquito de oportunistas mercaderes públicos y privados, podemos decir que el futuro luce sombrío e incierto. Esto genera en las organizaciones comunales y empresariales, como la Cámara de Turismo y Comercio de la Región del Volcán Poás, recientemente constituida, procesos desgastantes, frustración, y el estancamiento en las iniciativas de desarrollo y reactivación.

No es mi deseo ver a ninguno de los encargados que atienden los asuntos de la emergencia, cuestionados por irregularidad en sus funciones. Pero sí creo que conviene a todos pensar menos como pusilánimes dependientes del principio de legalidad y más como gerentes facilitadores de una gestión eficiente, dentro del marco jurídico que les asiste, con la sana y correcta finalidad de usar los recursos públicos, para dar soluciones concretas y oportunas a los afectados. Esta sensatez no será mucho pedir en tiempos de crisis de confianza en los políticos, en tiempos en donde la ingobernabilidad se hace cada vez más patente para los administradores bien intencionados.

Lo sensato. Creo que lo sensato es integrar esfuerzos públicos y privados, integrar criterios legales, para lo cual propongo se convoque a un grupo de expertos juristas y especialistas en administración, a que encuentren los caminos viables y la adecuada interpretación de nuestro ordenamiento Jurídico en este caso. De esta manera los funcionarios en vez de sentirse perseguidos, se sentirán apoyados y compelidos, por la opinión pública, por la propia Contraloría General de la República y por la misma prensa, para atender con prontitud y efectividad la urgente recuperación de estas comunidades.

Fuente: La Nación/Opinión.


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miércoles, 15 de abril de 2009

De camino a la Vara Blanca de hoy…


De camino a la Vara Blanca de hoy…

Jorge E. Padilla jpadilla39@yahoo.com
Internacionalista

Aprovechando la semana reflexiva que nos ocupó a todos, me gustaría comentarles la experiencia que tuve al regresar después de muchos meses a la zona de Vara Blanca en Alajuela.

Hoy día, el campo y la belleza de las campiñas se niegan a bajar los brazos en su típico color cafetalero mientras se realiza el ascenso hacia Fraijanes y Poasito. Sin embargo, una vez llegado a estos lugares, el tono cambia y es visible en los rostros de los comerciantes y habitantes de la zona.

A mayor cercanía con el sector del epicentro, el desastre no tiene precedente ni comparación alguna. Restaurantes, “tramos” y pulperías habituales que antes del 8 de enero eran las paradas obligatorias de turistas y visitantes en la zona, son simplemente un recuerdo de una época dorada del turismo de montaña.

Pueblo fantasma. Impacta el absoluto silencio que reina en el centro de Vara Blanca. Es en verdad un pueblo fantasma con aisladas edificaciones en pie. Algunas ventanas que sobrevivieron la furia de la naturaleza hablan a través de rótulos y carteles pidiendo a extraños y conocidos que no se les deje en el olvido. Los asentamientos de emergencia y las casitas de madera nueva contrastan con las ruinas que en su tiempo fueron el proyecto de vida de muchas familias de la zona, que como usted y como yo ambicionaron sanamente un futuro mejor.

El impacto del terremoto va más allá de los daños en la infraestructura de las calles o viviendas; es un desafío psicológico para volver a vivir con esperanza. Bien me lo resumió una comerciante de Poasito al decirme: “nos levantamos cada día con el temor a que todo vuelva a colapsar, pero nos levantamos”. Así de claro es el reto que ellos como lugareños tienen para no morir en el intento, para volver a surgir de los escombros.

Muchos comerciantes se mantienen hasta altas horas de la tarde y entrada la noche con sus productos en sus manos, cansados y agobiados al ver pasar los pocos carros que circulan hoy día por estos barrios y potreros, mientras el plástico es en muchos casos la pared que “protege” del ambiente natural el interior de sus casas.

Llamado a solidaridad. Este es pues, un llamado clamoroso para que nosotros como costarricenses no los abandonemos y, por ende, volvamos a visitar la zona y, en una muestra solidaria, “paremos” a comprar o consumir pequeñas o grandes cosas contribuyendo así a su quebrada economía. Escucharlos en sus problemas y compartir con estos hombres y mujeres jefes de familias por algunos momentos con respeto y solidaridad sus preocupaciones es un noble gesto. Ellos se sienten olvidados.

Toda esta zona necesita atención; hay muchos niños con rostro triste que necesitan sonrisa y esperanza. Cada uno de nosotros puede contribuir con poquito y mucho a la vez, ellos necesitan levantarse de nuevo, la fe en que la zona volverá a reinar poco a poco es algo que nos llama a todos a reflexionar.