Ocho de enero de 2009, cuando los trabajadores se disponían a continuar la faena del día y los vaqueros a preparar su hato para sacar el fruto de su sustento, el reloj… testigo mudo de nuestra existencia, que marcaba la 1:20 de la tarde, la madre naturaleza saco desde lo más profundo de su ser un poderoso rugido que en 30 segundos dejó marcada una región de nuestro país, que era visitada por turistas nacionales e internacionales, no solo para ver el coloso del Poás, sino extasiarse viendo el escenario multicolor compuesto por la flora y fauna, el visitar las comunidades aledañas compuestas de familias humildes pero con un deseo inmenso de vivir, el hablar con esa gente y comer ricos manjares en los tramitos y sodas a la orilla de la calle.
Un terremoto de 6:2 de magnitud, cambió la vida en los lugares afectados por el terremoto, las personas, otrora alegres, con pensamiento impregnados de paz y prosperidad en las mentes y puesto en sus familias y en el trabajo agrícola, pecuario y turístico, cambio drásticamente, su pensamiento se orientó a la sobrevivencia de sus seres queridos y, posteriormente, en mirar que los tres estadios del desarrollo humano en lo social y económico que tenían asegurados, se habían destruidos: la vivienda, la producción y el trabajo.
Después del sismo, las horas comenzaron a pasar, algunos se ubicaron en albergues para que en tiendas de campaña y debajo de carpas de circo pudieran pasar en familia las inclemencias del día y las noches con temperaturas hasta de 5 grados centígrados y los más favorecidos, gracias a las Iglesias de la zona, se reunieron en sus instalaciones que quedaron en pie. El resto de familias que eran las más numerosas, se quedaron en sus casas o frente a ellas, para resguardarlas de los que les gusta tomar lo ajeno.
El pueblo de Costa Rica y amigos internacionales, al conocer de esta tragedia, generosamente comenzaron a alistar artículos de primera necesidad o despojarse de ellos, para llevarlos a la Comisión Nacional de Emergencia y a la Cruz Roja, y esperando, como es lo lógico, que los repartieran a la mayor prontitud, entre las familias de las trece comunidades más afectadas por el terremoto.
Por los medios de comunicación, la generosa ayuda comenzó a ser noticia. En las montañas de las comunidades aledañas al Volcán Poás y entre el miedo, destrucción y falta de los servicios públicos primordiales (electricidad, agua y teléfono) se esperaron esos artículos que los grandes del Gobierno decían que habían enviado. A los albergues comenzaron a llegar artículos de primera necesidad, pero a la otra parte de la población civil (90%) que se encontraban fuera de los albergues y que sus alimentos se habían confundido con los vidrios, que tenían reglas o palos de madera sosteniendo sus paredes, que dormían debajo de plásticos en sus solares para pasar las noches, que tenían sus cultivos sin agua, que les daban la noticia que habían perdido sus trabajos…, esperaban con ansia esa ayuda gubernamental, pero arriba, en la montaña, no llegaba nada.
Gracias a costarricenses, grupos comunales, de servicio y religiosos, que no querían dar los artículos a los entes citados, subían con camiones prestados o alquilados por ellos mismos, para llevar alimentos, agua y abrigo a las familias afectadas no albergadas. Como ejemplo, en la comunidad de Fraijanes, mientras la CNE llevó cuarenta diarios, cuarenta envases con agua, cien cobijas y cien esponjas, el Grupo de Apoyo de Fraijanes integrado por vecinos damnificados, repartió a sus congéneres mas de 2000 diarios, cantidades de leche, pañales, cobijas, colchones, ropa, tiendas de campaña, medicamentos y hasta juguetes para los niños… y las bodegas de la CNE y Cruz Roja, continuaban hinchándose e hinchándose.
El tiempo continúa a seis meses del evento, las comunidades afectadas, desesperanzadas y doloridas por el abandono, por sí mismas y con el apoyo de organismos religiosos y de servicio, están organizándose para tratar de solucionar:
• E l problema de la vivienda, que continúa igual que al 8 de enero, pero con el agravante del invierno, en donde las lluvias se inician y sus enseres se les van a arruinar dentro de sus “casas”, sólo se salvan unas cuantas que la Pastoral Social de la Iglesia, les ha reparado sus casas.
• El problema de la obtención de un terreno que ya es conocido su ubicación y su costo por los entes gubernamentales, para que las familias que otrora tenían su tierra y su casas, dejen de estar arrimadas en otros hogares de familiares o vecinos, y logren que se les construya un nuevo hogar, en la misma zona donde toda su vida han vivido y no en lugares apartados sin otro medio que la vivienda para vivir;
• El problema de quebradas que pasan por las comunidades, que quedaron llenas de escombros y ramas, que si no se limpian pronto van a traer otra calamidad por las inundaciones que puedan ocasionar;
• El problema del agua potable que sus captaciones, que se encuentran en las alturas de nuestras montañas, están “guindando” y con el invierno u otro sismo fuerte, se puede destruir y entonces va a dejar a toda la población sin este preciado líquido;
• E l problema de los productores agrícolas, para que sus cosechas no se les pierdan, se unieron para poder traer el agua de las alturas a sus cultivos, ya que la única ayuda estatal fueron veinte tubos de PVC dados por el MAG;
• El problema en la producción fresera, que por la falta de agua, se menguó considerablemente la cosecha hoy, pero que, el problema continuará para los pobres freseros porque el MAG les donó, cosa muy loable, cajas con madres de fresas y que estas a su vez van a convertirse en miles de hijos y que para los meses de febrero y marzo de próximo año, en plena efervescencia política, habrá una superproducción y sin que en las cajas que les regalaron en junio vengan estrategias de mercado ni que digan en donde o con quién van a comercializar el producto;
• El problema de las personas que sus terrenos y casas colapsaron y que fueron declaradas sus casas inhabitables, que a hoy siguen corriendo las cargas municipales, sin que exista voluntad política para resolver esto
• El problema de los seguros para vehículos de trabajan en el campo turístico, que no corren los mismos en la zona afectada, dando como resultado que muchas agencias no vendan paquetes que incluyan nuestra zona.
• El problema de la compra de terreno y construcción de escuela para Fraijanes, que por avalúos realizados no acordes con la realidad económica de la zona, no de quiere pagar lo que vale la finca que es apta para ese efecto, teniendo los educandos que continuar arrimados en terrenos de la Iglesia Católica, que gustosa prestó sus instalaciones, presentando el problema, el problema, que por los materiales que están construidas las aulas, se levantan nubes de polvo que provocarán en el menor tiempo posible problemas respiratorios en educandos y educadores, además de que por su ubicación, los niños para asistir al comedor tienen que desplazarse a la Escuela vieja, teniendo que cruzar la carretera principal y por consiguiente “jugarse” la vida al cruzar la calle;
• El problema en lo laboral, las grandes empresas de la zona que ocupaban mucha mano de obra, han despedido a más del 80% de los trabajadores y a muchos de ellos ni siquiera les han pagado el aguinaldo del año pasado y menos las prestaciones, teniendo que deambular por las comunidades en busca de trabajo.
• El problema de comunidades como Vara Blanca que los médicos, que por obligación y ubicación geográfica tienen que desplazarse a ese caserío a prestar sus servicios, desde el 8 de enero no llegan por miedo a otro sismo.
• El problema de los bonos de la vivienda que las personas mayores solas y jóvenes recién casados, llegan a las instituciones en busca de un bono y se les dice que no califican, convirtiéndose en “fantasmas”, en invisibles, pero para las elecciones no tienen ese calificativo porque hasta en carros son llevados a las urnas electores para que voten.
• Los famosos subsidios que da el Gobierno en alquileres y por los cuales se pagan sumas millonarias a los medios de comunicación en su propaganda, se han repartido a cuenta gotas, por un tiempo máximo de 3 meses, teniendo que lidiar para su consecución con penosas filas, regañadas y muchas veces hasta desplazarse a zonas como Alajuela, San Pedro de Poas o Grecia, para ver si aparecen en las famosas listas levantadas por todas las instituciones del Gobierno que pulularon en los primeros días post terremoto y que hasta ahora se vuelven a ver en la zona, utilizando la estrategia de la justificación y el no dejar hablar a líderes para que no se saquen a la luz pública estos problemas, y que cuando logran llegar a las ventanillas, les dicen que ya no tienen derecho, teniendo que volver a sus casas inhabitables con los consiguientes peligros que esto conlleva.
• Con bombos y platillos, en un contenedor se “abrió” una Ventanilla Única, que jamás trabajó como tal, porque las Instituciones ahí representadas actúan como islas dentro de una descoordinación total.
• El problema de las ayudas sin una verdadera planificación que en muchos casos se le dio subsidios y menajes a personas que no lo necesitaban pero se dejó al descubierto a familias que si lo necesitan;
• El problema de puentes en la carretera principal que de acuerdo a conocedores en la materia, estos necesitan repararse, pero si no se hace pronto este trabajo, otro sismo o la misma agua de las lluvias, pueden llegar a colapsarlos, dando como resultado el aislamiento para miles de personas y la producción zonal.
• El problema del turismo nacional y extranjero, que llega a nuestra linda y querida zona, para practicar lo que se ha denominado “un turismo de desastre” que no deja nada positivo a las comunidades afectadas, cayendo el turismo actual en un 50%, dando como resultado el despido de más trabajadores;
• El problema del camino que se está abriendo en la zona del epicentro, que dicho por los entendidos en la materia, se convertirá en otro Zurquí, pero no sólo los ríos no se devuelven, después de gastarse millones de millones de colones en rehacer la carretera, se descubre que esa no es la solución, entonces se enfilan las baterías a construir la carretera por otro lado, precisamente por donde todos los lugareños, sin haber tenido estudios en ingeniería saben que ese es el lugar más apto para “trazar” la nueva carretera;
• El problema del turismo, que por ahora sólo existe un escenario turístico, el Volcán Poás, ya que al no existir la carretera Poasito – Sarapiquí que otrora era un corredor turístico frecuentado principalmente por extranjeros, éste ha bajado considerablemente;
• La falta de un EBAIS, por cuanto los pacientes de Poasito y Fraijanes, tienen que desplazarse hasta la comunidad de Sabana Redonda para ser atendidos;
• El problema de muchos otros problemas que han quedado sin resolver y que un altísimo jerarca, de esos que llegan a nuestras comunidades en costosísimos carros, viáticos pagos, que están hablando con uno y sólo volviendo a ver el reloj, diga que el Gobierno nada puede hacer por motivo de la burocracia imperante y que se está esperando que pasen los nublados del día, para sentarse a iniciar la elaboración de planes y programas para ir resolviendo uno a uno los problemas que aquejan la zona, porque estos hay que hacerlos con calma para que salgan bien y nosotros viendo que el tiempo no se detiene, que cada vez se acercan más las elecciones y por consiguiente cuando van a elaborar los planes ya será otro gobierno el que los ejecute;
Nosotros, los de la montaña, aquí donde nacen los arco iris, donde cada día que pasa es un reto a la adversidad, donde hemos ido comprendiendo y al conversar con otros lugareños, en cuanto lugar y momento se nos presenta, decimos que a como van las cosas, sólo Dios como gran hacedor, la unión, el espíritu de lucha el auxilio de la empresa privada y organizaciones comunales y de servicio y la organización comunal propiamente dicha, es lo que nos puede salvar para seguir viviendo.
En el último mes, se han intensificado las reuniones con altos y bajos jerarcas, escuchándolos decir sobre los planes que se tienen para reactivar la zona, Pero los de la montaña no conocemos ni un solo papel en donde están esbozados esos planes y menos que estén por escrito esos compromisos que dicen. Y es aquí, querido pueblo de Costa Rica, a ciento ochenta días del terremoto, que nosotros desearíamos conocer:
¿Por qué se habla del terremoto de Cinchona, como si sólo en esa comunidad en que residían 68 familias, fue el sismo, no sabiendo que éste afecto 72 comunidades y que de ellas trece comunidades fueron también muy afectadas.
¿Qué destino tomó el dinero que generosamente donaron ustedes pueblo de Costa Rica, que eran para los afectados del terremoto y no de un pueblo únicamente?
¿Por qué no se reparten los materiales de construcción que están guardados en las grandísimas bodegas de la CNE y que las personas viven en casas que sus paredes se mueven como gelatina?
¿Qué se espera para ayudarle a las ASADAS, para resolver el asunto de los manantiales?
¿Por qué si se creó en la zona una cooperativa de producción y servicios múltiples ( COOPEANAWIM R.L.) no se le ayuda para impulsar los proyectos productivos que con grandes limitaciones están poniendo en práctica.
¿Por qué no se toman en cuenta a líderes de la zona para construir junto con entes del Gobierno, un plan de emergencia para toda la zona afectada que sea viable y ejecutable en el menor tiempo?.
¿Por qué se le ha dado tantas largas al alberque de Poasito, teniendo a familias metidas en cajas de 18 metros cuadrados sin los servicios básicos dentro de ellas?
¿Por qué no se tiene una red de ayuda en diarios para familias que tienen en estos momentos que pedirle alimentos a sus vecinos para poder comer algo durante el día?
Nuestra problemática es real, somos costarricenses que estamos enfrentando a seis meses del terremoto una gran crisis que para muchos ya no somos noticia, pero por desgracia no somos jugadores de fútbol ni estamos en la farándula nacional y que pacíficamente estamos soportando, pero como todo en la vida estimados lectores tiene un fin.
Rigoberto Solano Arroyo
Ced. 2 306 545
Vecino de Fraijanes.