El Colegio de Geólogos de Costa Rica, con la autoridad que le asiste, una vez más desea reiterar de la manera más enfática la necesidad de que el país cuente con un sistema na-cional integrado para la gestión del riesgo, y aboga, ante la Presidencia de la República y la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE), su institucionalización, sin demora.
Han pasado 3 años desde la promulgación de la Ley Nacional de Emergencia y Preven-ción del Riesgo N° 8488, la cual, con el mayor atino y visión, estipula la construcción del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo (SNGR) como el mecanismo para “incor-porar el concepto de gestión del riesgo como eje transversal de la planificación y de las prácticas de desarrollo”. Sin embargo, se sigue sin dar siquiera los primeros pasos para su implementación, lo cual atenta contra el marco jurídico vigente.
El terremoto de Cinchona, del 8 de enero del 2009, puso de manifiesto una vez más, que el país no ha enfrentado de forma preventiva los desastres. Muchos de los daños acontecidos, pudieron reducirse y hasta evitarse.
El territorio de Costa Rica posee una elevada tasa de actividad sísmica debido a su con-dición geológica y tectónica (un promedio de 5000 eventos registrados por año). Por ello, es inevitable que en el futuro sucedan más terremotos y hasta de mayor magnitud e intensidad. Sin embargo, con un esfuerzo planificado y sistémico, sí es posible disminuir sus efectos nocivos sobre la vida humana, la economía, la sociedad y el ambiente. Pero para ello, se requiere políticas públicas que incorporen los conceptos de Gestión del Riesgo de manera clara, en forma articulada y sostenida en el largo plazo.
La CNE, requiere contar con un mayor número de profesionales de planta en geología, pues en la actualidad es desde todo punto de vista insuficiente. Además, la CNE debe apoyar paralelamente la investigación sismotectónica, la ingeniería sísmica, la geotecnia, el ordenamiento territorial y la construcción de escenarios de riesgo para cada comunidad. Se pueden tomar como ejemplo algunas ciudades latinoamericanas, como México DF, Bogotá, Manizales y otras ciudades, donde gracias al apoyo de los gobiernos nacionales y locales, así como de los organismos equivalentes a la CNE de Costa Rica, ya po-seen el conocimiento necesario de sus amenazas naturales y su vulnerabilidad, como para haber implantado sistemas que modelan el riesgo y los desastres, lo que les permite planificar racionalmente las actividades de preparativos y atención de emergencias. De la misma manera, y gracias a estos conocimientos, han sido establecidos mecanismos efectivos de protección social y financiera, así como criterios y políticas para la reten-ción y la transferencia del riesgo.
Las municipalidades, así como las instituciones gubernamentales, los organismos reguladores del ambiente y del espacio, la empresa privada y los propietarios individuales por su parte, deben incorporar en sus planes de inversión el legado científico disponible para garantizar y reglamentar los lugares más convenientes para el desarrollo urbano, la construcción y el desarrollo de las actividades productivas de bienes y servicios con cri-terios de seguridad y armonía con la naturaleza. Deben velar por la aplicación, con todo el rigor, de los códigos Sísmico, de Cimentaciones, la Microzonificación Sísmica del valle de San José, la Macrozonificación de la Amenaza de Deslizamientos, y aprovechar el gran conocimiento que existe, entre los profesionales nacionales, en los campos apli-cados a la Gestión del Riesgo. Esta, es la única manera de asegurar la mejor calidad y seguridad de la vida de sus habitantes.
No debe haber duda de la capacidad geocientífica del país, en particular en el área de la sismología, la tectónica, la geotecnia y el ambiente. Estos campos han sido prioritarios en la formación académica, profesional y científica de la Escuela Centroamericana de Geología de la Universidad de Costa Rica a lo largo de sus 40 años de existencia. Gra-cias a ello, Costa Rica, es uno de los líderes científicos en América Latina en este campo. Le corresponde al Gobierno, convocar a los investigadores e incorporar su conocimiento para realizar de manera planificada la reconstrucción del área afectada, añadiendo como herramienta, una verdadera gestión integral del riesgo, en la que la reducción de la vulnerabilidad sea el eje principal. El Colegio de Geólogos se pone a disposición del señor Presidente de la República y del país, para enlazar los esfuerzos necesarios.
Firma responsable: Lic. Jorge Herrera Ocampo, céd 1-0399-0588.
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