jueves, 7 de enero de 2010

EN CINCHONA NO QUEDA UN ALMA

• Pueblo más afectado por terremoto es fantasma un año después

MARCELINO RIVERA SALAZAR
mrivera@diarioextra.com
Fotos: Gesline Anrango

Desde el 15 de julio los vecinos de los poblados cercanos no reportan temblores y el Ovsicori lo confirma.
Cinchona, Alajuela.- Mañana se cumplirá un año de aquella trágica tarde de jueves en que el país entero se tiñó de luto, llanto y pánico.

Un terremoto de 6,2 grados Richter sacudió a Costa Rica con furia y provocó la muerte de 25 personas y decenas de desaparecidos, dejó a 500 familias sin casa y pérdidas por $58 mil millones en infraestructura, agricultura y comercio.

Un año después de ese movimiento telúrico en Cinchona, el corazón del terremoto, no queda un alma.

El pueblo entero desapareció y la población ya no está. Esa tarde del 8 de enero de 2009 casi todas las viviendas en ese poblado alajuelense se derrumbaron y las que no sufrieron daños severos que las dejó inhabitables.

Solo una persona vive en Cinchona, lugar en el que residían más de 100 familias, que han sido ubicadas en otras regiones (ver nota aparte).

DIARIO EXTRA visitó el sitio, que existe solo en la memoria de quienes lo conocieron porque prácticamente está borrado del mapa.

El peligro es latente porque el terreno aún está flojo y los derrumbes podrían volver en cualquier momento.

“Este es un pueblo que desapareció por completo y no puede volver a ser habitado”, dijo Dionisio Alfaro, geógrafo de la Universidad Nacional, quien integró una comisión de esa institución que visitó el lugar del epicentro.

YA NO TIEMBLA

Juan Segura, director del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), manifestó que desde el 15 de julio de 2009 no se reportan sismos percibidos por habitantes de pueblos cercanos. Ese día se percibió uno de 2,6 grados y fue el último.

Segura expresó que aunque podrían pasar más de 100 años para que se presente un sismo como el del 8 de enero, aunque el peligro está latente “porque la tierra todavía se está acomodando.

Lo más crítico ya pasó pero sigue lo más triste, que es la recuperación”.

Esa estabilidad en los sismos se extiende también a lugares vecinos como Los Cartagos, Varablanca, Poás, Cariblanco y San Miguel de Sarapiquí en Alajuela.