Organizaciones sociales, campesinas e indígenas en movilización ante el 12 de octubre en Panamá.
Fuente: Radio Temblor.
Este blog fue creado para dar seguimiento a acciones de solidaridad en Costa Rica y con Costa Rica. En estos tiempos sólo la solidaridad y la conciencia ciudadana podrá protegernos de todas las amenazas que acechan por todo lado. 2009.
sábado, 13 de octubre de 2012
Pertinencia o no de la violencia como método, el fondo de la cuestión
Muchas reacciones generó el apunte anterior,
eso me gusta, porque propongo un debate, que a mi juicio es pertinente,
y muy interesante. Y claramente el debate que se ha generado trasciende
estos apuntes, tampoco soy tan egocéntrico. Pero tal y como anuncié hay
un sector que se niega a argumentar y por el contrario han hecho gala
de insultos. Eso era previsible. Lo que no me parecía previsible es que
no lean bien.
Hago un resumen de lo que dije, para que quedemos en claro.
La violencia como instrumento de lucha no la condeno per se, y
tampoco me refiero a ella con el cliché de patología social, o el signo
de la decadencia, o cosas por el estilo. Si se lee con atención, de
alguna forma reivindico la violencia como método legítimo de lucha. Lo
que cuestiono es si era estratégica y tácticamente pertinente para la
marcha del martes. Los hechos parecen darme la razón. En el
apunte trato de argumentarlo, apelando a varios elementos: la opinión
pública, el uso que los medios de comunicación le dan al asunto, y que
una amplia mayoría de quienes marcharon no estaba de acuerdo con el
método violento, porque sencillamente no se planteó como opción, quienes
finalmente ejecutaron la acción no fueron nunca a las reuniones de
coordinación. Además, es necesario agregar, que nunca dije que con la
marcha se lograba el resello, sino más bien músculo social, que es
necesario para la lucha política, dentro y fuera del Congreso, dentro y fuera de la institucionalidad.
O sea, que no restrinjo la lucha política a lo institucional, y por eso
es tan importante ganar simpatía en la calle. Vuelvo a decir, el martes
no logramos ninguna de estas cosas. Por otro lado, dije también un
"grupo de anarquistas", no dije LOS anarquistas, porque entiendo que hay
distintas posiciones, y no es justo generalizar, porque efectivamente
se planteó en medio de ese caos una tercera vía, tal y como lo han hecho
ver algunos colegas. Pero en medio de ese desastre ya no había forma de
ponerse de acuerdo, y privó el sectarismo de algunos y de otros.
Agrego además que no he dicho ni he hablado de madurez o de inmadurez
política. Sino de responsabilidad con los otros, con nosotros mismos. Ya
desarrollaré este punto.
Ahora, sigo sostengo que este tipo de acciones deben ser pensadas en
términos de ganar simpatía entre la población. Eso claramente no se
logró. Se consiguió todo lo contrario. ¿Porqué? Muy simple, fue una
acción descoordinada, impuesta, y sin un objetivo claro. De hecho
pareciera que la policía la esperaba. Sólo basta leer las declaraciones
de la policía, ver la actuación de los cuerpos policiales me resulta
tremendamente sospechosa, el repliegue de los policías (que claramente
no eran antimotines) debería darnos un indicio de ello, proque es
mentira que el objetivo era retomar la puerta, no. El objetivo era que
fueran carne de cañon, para que la prensa hiciera de las suyas. Con esta
acción, más bien se puso en riesgo a mucha gente, si los antimotines
hubiesen salido con todo nos barren, y no habían medidas de seguridad
para la gente que sólo fue a marchar, que sólo quería marchar, lo cual
nos guste o no es legítimo también, es otra expresión de la lucha, más, o
menos efectiva, eso depende. Pero no es menos efectiva per se.
Un principio básico de una acción violenta es que no haya bajas de
nuestro lado, no poner en riesgo a los nuestros, eso es una ética, si no
desde mi punto de vista eso no nos diferencia de la derecha.
Ahora, si a mí me preguntan que si creo que con marchas se acabaremos
con el capitalismo, yo diría que no, pero tampoco creo que sea con este
tipo de acciones violentas descoordinadas, porque es más complejo que
esto. Cuando hay condiciones, esas que suelen llamar objetivas y
subjetivas, y claridad en la lucha para aprovecharlas, se puede tumbar
revolucionariamente a un gobierno. Claramente estamos lejos de eso. Pero
a lo que voy es que se puede tumbar a un mal gobierno pero eso no
significa que se cambien las reglas en el modo de producción, porque es
necesario modificar reglas económicas, pero también es necesario un
profundo cambio cultural, y eso no ocurre de la noche a la mañana. Yo lo
que creo es que el mismo sistema genera lentamente las condiciones,
pero que además es necesario acelerarlas y preparar ese cambio cultural
en el día a día, con acciones que de repente no tienen la
espectacularidad de la toma de un edificio, sino que se prepara con el
tiempo, para que cuando se produzca un evento de estos dar un golpe.
Dicho de otra forma, los zapatistas no se tiraron a la primera,
prepararon sus fuerzas, trabajaron desde la cultura indígena durante
años, y luego escogieron un día simbólico para irrumpir en el mapa
político mexicano armas en mano, pero lo prepararon. ¿Se comprende ahora
el fondo de mi crítica en el apunte anterior?
Ahora, uno se podría preguntar ¿Porqué no una acción de este tipo,
contra Wallmart, o INTEL, o la Coca-Cola? Una marcha o una acción donde
quienes sí están de acuerdo con las acciones violentas actúen en
consecuencia, ¿Porqué no directamente contra agentes económicos? ¿Porqué
no contra el Club Unión, por ejemplo? ¿Porqué aprovechar una
manifestación cuyo carácter y acuerdo era el marchar? Así fue
planificada y anunciada, la gente iba a eso, y se violentó esa decisión.
Insisto que no se lograría el resello, pero esto daba pie a que se
tomaran otras medidas de presión más efectivas. Eso ahora está
complicado.
Las acciones aisladas (individuales) no podemos esperar que las
comprenda todo el mundo, menos la derecha, tampoco la clase media, y
¿deben comprenderlas los obreros y las clases desposeídas? A doscientos
metros del Congreso había gente que sabía que había una manifestación
pero no tenía idea de porqué. Ahí fallamos. La gente en San José debía
saberlo, por ejemplo hubiese sido más útil marchar sobre San José,
generar un caos vial, pero sobre todo explicarle a la gente porqué
marchamos, qué estamos peleando, y fundamental, cómo lo que peleamos le
afecta directamente.
Ahora, insisto en que no sólo no se logró el resello, sino que además,
nos dividimos a lo interno, y por no planear bien las cosas, hay gente
que está siendo acusada penalmente. El haberse aventado con esta acción
al margen de lo que pensara la mayoría, ha generado fisuras de todo
tipo. Hay una sector estudiantil que pide la represión, incluso dentro
de la Universidad, el grupo de la Derecha JUNTOS así lo ha manifestado
por las clases. Esto sencillamente es abominable, y me parece una barbaridad que los mismos estudiantes lo pidan, me parecería nefasto que las autoridades universitarias se monten en el vagón de la represión. ¿Pero le podemos pedir algo distinto a la derecha?
¿Las denuncias penales que quiere imponer el ministerio público y
apoyadas por la presidencia del Congreso, acaso extrañan a alguien? ¿Si
este es un Estado represivo como acertadamente señalan los anarquistas,
porqué les iban a tratar diferente? Pensar que para la Autoridad esa
toma simbólica no representa un delito, es sencillamente una
contradicción conceptual, una ingenuidad. ¿Quiere decir que estoy de acuerdo con esto? ¡Obviamente NO!.
Sólo digo que es la consecuencia desde la lógica del Estado. Y además
ahora están utilizando todo esto como pretexto para todo tipo de abusos e intimidaciones que no se pueden permitir. No se puede permitir que el apoyo a uno de los arrestados sea utilizado para fichar a la gente, eso es sencillamente inadmisible.
Es decir, que más allá en que esté o no esté de acuerdo con lo del
martes, no podré estar de acuerdo con la represión, ni la justifico, hay
que combatirla y denunciarla.
Pero insisto, no podemos pedirle a mucha gente que lo vea así. Porque
hay mucha gente que sencillamente se sintió violentada, esta acción
nunca fue consultada, fue una imposición de una minoría. Da igual que
luego la indignación frente a la policía hiciera que el grupo de
multiplicara por cien. Esto es una reacción muy interesante de analizar,
porque tiene implicaciones importantes, que no necesariamente son
negativas. Desde mi punto de vista (esto no lo abordé en el apunte
anterior) esta podría se la parte positiva, la gente no se echó ṕara
atrás, respondió a la policía. Y la policía tomará nota. Espero que las
organizaciones también, y se organicen. Porque también hay que
considerar que el Estado, como aparato represivo que es, tiene la fuerza
en el uso de la violencia, frente a ese poder, no se puede responder
tampoco de forma aislada, ni desorganizada. Entonces pues, hay que
pensar bien lo que se haga, y tener claro cuándo se legitima socialmente
el método.
En resumen, y para no extenderme más. Sigo pensando que el uso de la violencia es un recurso legítimo si hay condiciones para ello
y suma, y que la acción del martes fue una torpeza, porque no sumó
nada, y más bien trajo consigo una división total dentro de los
estudiantes, un descalabro ante la opinión pública, y consecuencias
penales, así como una ola represiva que se ha legitimado
institucionalmente. Todo esto me parece lamentable, y creo que debemos
ser más inteligentes, ojo que no hablo de madurez, sino de inteligencia
política, porque tal y como están las cosas, estamos en el juego del
poder.
Entonces, lo que requerimos es de una adecuada lectura de los hechos
políticos, no digo que yo la tenga, o que haya alguien, posiblemente
sean muchas lecturas que yuxtapuestas nos den una clave para la acción
política. En este sentido tiene razón Zizek cuando apunta que Lenin se
atrevió a leer su tiempo, y arriesgó, a pesar de que las condiciones
objetivas no eran las mejores. Lenin se atrevió, y Zizek lo reivindica y
nos invita a asumir el riesgo y REPETIRLO. Pero esta repetición de la
que habla es particular, dicho en palabras del propio Zizek: " REPETIR
Lenin NO significa una VUELTA a Lenin - repetir consiste en aceptar que
"Lenin ha muerto", que su solución particular fracasó, cabe decir
incluso monstruosamente, pero que en ella hay un destello utópico que
vale la pena rescatar", que hay un mundo de posibilidades entre lo que
Lenin hizo y el campo de posibilidades que inauguró. Yo concuerdo
plenamente, hay que arriesgar. Esto es un claro llamado a la subversión.
Pero también hay que meterle cabeza, de lo contrario las consecuencias
son nefastas, y nos pueden hacer retroceder mucho tiempo. Por eso vuelvo
a la pregunta que me parece es la fundamental, ¿Luego de la acción del
martes, ganamos algo? ¿Era táctica y estratégicamente pertinente? Desde
mi punto de vista y tal como se dieron - y se dan - los hechos, no. Y
para mí ese es el fondo del asunto.
Fuente: http://josuearevalov.blogspot.com/2012/10/pertinencia-o-no-de-la-violencia-como.html
¿El espectáculo o la victoria? Una respuesta a David Eduarte.
Marxismo, Realidad Nacional — 13/10/2012 9:47 AM
Autor: Roberto Herrera
La propaganda por “los hechos” realizada por grupos anarquistas el martes 9 de Octubre al finalizar la marcha “fotocopiando para estudiar”, ha producido tres “campos” entre el activismo social: 1) quienes han salido a defender la validez estratégica de esta acción; 2) quienes como el autor de estas líneas nos oponemos a esta estrategia y; 3) un “tercer campo” que puede estar de acuerdo o no con la acción, pero no le gusta que “se condenen los métodos” o se deslinde responsabilidades políticas por los hechos.
David Eduarte, es parte del grupo de escritores de Paquidermo y ha elaborado un hermoso texto, que sin duda alguna ubicaríamos en el “tercer campo”, intentaremos debatir con él, reconstruyendo conceptualmente los argumentos políticos del autor.
Escribe Eduarte: “que cada vez que algún anarquista decide taparse la cara e ir a una manifestación debo escribir algo al respecto”. Para el autor, la condena sistemática del anarquismo por los medios de comunicación y por las organizaciones políticas de izquierda, sería un síntoma de moralina por un lado, y por otro de una cultura de “moderación, verticalidad y paternalismo” costarricense. Eduarte construye un concepto/metáfora para caracterizar esta cultura totalitaria: “los ojos de Gary Gilmore”.
Es la mirada asesina que se esconde detrás del buen ciudadano y de la vida normalizada, es el trasfondo totalitario que se esconde detrás de la personalidad autoritaria de los buenos ciudadanos normales.
Los ojos de Gary Gilmore, serían la cultura política de la ciudadanía y los sectores populares costarricenses: “desde principios del siglo pasado, pasando por las reformas sociales de la década de 1940 y la instauración de la segunda república, y hasta nuestros días”.
La izquierda costarricense se habría constituido socio históricamente con los ojos de Gilmore: “Acá nunca existió el Partido Comunista, ni hubo sindicatos anarquistas, existió Vanguardia Popular, trabajadores honestos amigos del Dr. Calderón y de Monseñor Sanabria, desprovistos de toda carga ideológica radical, un “comunismo a la tica” que no era violento, sino civil, que no tenia protestas sino desfiles de primero de mayo. Claro, a la espera de una central obrera como la Rerum Novarum que los sacará de las garras de la violencia y el ateísmo y los llevara por el sendero de la cooperación patronal y la moderación”.
Los ojos Gary Gilmore, hacen que: “los mismos sectores que romantizaron en algún momento la “Primavera Árabe”, el EZLN o las protestas europeas en general cuando ven el mismo encapuchado frente a la Asamblea Legislativa de su país piden a gritos que la policía se los lleve y, ojalá, los encarcele”.
El autor concluye: “Me pregunto qué harían si algún día despiertan y sienten que algo no anda bien, la gente los mira asustados y señalan a su oficial de policía más cercano que están ahí, me pregunto qué harían si un día de estos despiertan con los ojos enojados” . La referencia conecta indudablemente con el famoso poema de Martin Niemöller: Cuando los nazis vinieron.
El texto además de lo bien escrito que está, tiene dos puntos fuertes. El primero, la caracterización de la cultura política costarricense como vertical y autoritaria, no como un fenómeno reciente, sino desde hace muchos años. No es que hubo una Costa Rica buena, solidaria y pacífica, que “los neoliberales nos arrebataron”, no. La Costa Rica liberal, desarrollista y neoliberal, comparte la misma cultura política autoritaria de verticalidad y de impunidad, y en esa cultura se enmarcan todos los “grandes caudillos” de izquierda y derecha y sus respectivas genealogías (Mora, Figueres, Calderón, etc.).
El segundo aspecto interesante es la denuncia de la sensibilidad autoritaria y la cultura de la delación y la paranoia, que hace parte, como señalara Adorno, de la cultura del capitalismo cultural tardío.
Dicho esto, el problema que veo en el texto de Eduarte, es que comprende la política básicamente como un espectáculo, no es la mirada de quien se ve y quien se sabe parte de un cuerpo de verdad, de una verdad militante, como diría Alain Badiou.
Las acciones de lucha, no son pensadas por Eduarte como una serie de acontecimientos con el objetivo de vencer, sino que aparecen en el marco de una multiplicidad de malestares y deseos. Cada quien puede o no protestar como mejor lo tenga a bien y nadie podría criticarlo, sólo podríamos respetar y tolerar esa manifestación de deseo y de rabia como igual y equivalente a cualquier otra. Da lo mismo un volante que un mortero, y como el mortero es más novedoso y espectacular, por allí es mejor el mortero.
Para Eduarte, la irritación que produce en la esfera pública esta “acción espectacular”, es producto de la moralina o de la sensibilidad totalitaria, y la izquierda sería también víctima de ello.
Esta opinión la estimo equivocada, la aversión de quienes como yo nos oponemos a la propaganda por “los hechos” es porque justamente empequeñece la necesaria autoactividad de los sectores populares en su proceso de liberación. Marx señalaba que: “la emancipación de los trabajadores sería obra de los trabajadores mismo”, si la libertad humana viene de la mano de estas acciones técnicas espectaculares, ¿para qué organizarse?, ¿para qué programa político?, ¿para qué las vidas dedicadas día a día a la lucha cotidiana? Lo único que faltaría es un buen y heroico espectáculo, como en V de Vendetta. Pero la vida, y sobretodo la vida política, no es una película.
Para los que simpatizan vergonzantemente con las acciones del martes, la “toma de la Asamblea” es uno más de los espectáculos que pudieron haber ocurrido, algunos mejores otros peores, pero al igual que en el teatro o el cine, los actores no son responsables por una mala obra.
Pero si uno no entiende la política como un espectáculo, sino como una guerra, la pregunta es: ¿Esta acción nos ayuda a vencer o no? ¿Nos acerca a la victoria o no? Mi respuesta categórica es que no, es que esta es una estrategia para ser derrotado y lo más honesto que se puede hacer es decirlo con claridad.
¿Por qué es tan importante saber si uno quiere ver un espectáculo o tener una victoria? Justamente porque la cultura de verticalidad, impunidad e hipocresía que Eduarte denuncia, no es producto de una estructura profunda del ser costarricense, ni de un devenir necesario de la historia nacional, como parece presentarlo Eduarte. Mi opinión es que la cultura de verticalidad es también la cultura de la derrota y de la sumisión, es producto de una serie de derrotas políticas sufridas por los sectores populares, derrotas que combinaron aplastamiento físico con cooptaciones políticas, no sólo de comunistas y sindicalistas, sino también de anarquistas.
La cultura de la verticalidad, los ojos de Gilmore son producto de muchas derrotas. De la derrota que significó la reincorporación de los anarquistas Joaquín García Monge, “Billo” Zeledón y Omar Dengo a los aparatos ideológicos educativos del Estado costarricense y por esa vía al panteón de los patriarcas liberales y a la cultura pedagógica de sumisión. Es la derrota del radicalismo político de los primeros años de los comunistas costarricenses, la derrota de Rómulo Betancourt y de la huelga de 1934, reabsorbida en la cultura de paz y verticalidad en la forma de comunismo “a la tica”. Es la eliminación y persecución del 80% de los sindicatos clasistas, comunista que efectuó José Figueres Ferrer en los 18 meses de su dictadura personal. Es la cultura del solidarismo que se impuso por la violencia y el engaño en las bananeras y las industrias.
Existe una cultura de impunidad en Costa Rica, porque hemos sido derrotados en la lucha por el juicio y castigo de los asesinos materiales e intelectuales de los mártires del Codo del Diablo, de los luchadores campesinos de la Zona Sur, de los ecologistas radicales, de la “Familia”, etc.
He dejado claro que mi aversión a la propagando por “los hechos” no es producto de la conciencia moral o de la aversión a la violencia política. Es producto de mí aversión a la derrota política, militar y cultural que la izquierda costarricense ha sufrido por años en este país, derrota que es más intensa en la medida que se vive como un triunfo y una herencia “buena”.
Es por ello que en general los socialistas preferimos la victoria al espectáculo.
viernes, 12 de octubre de 2012
Agentes del OIJ solicitan identificación y toman nota para investigación a compañeros que acompañaban a Gian Carlo Espinoza en sus audiencias en los Tribunales de Justicia
“El día de hoy recibimos una nueva directriz (orden) donde se indica que cuando en un edificio público se esté discutiendo el tema de los disturbios del martes 9 de octubre del 2012 se tomará nota y se investigará a todas las personas presentes en las afueras del edificio que parezcan tener relación con lo que se está discutiendo para su debida investigación.”
El día de hoy 11 de octubre a las 9 pm. un grupo de compañeros y
compañeras de lucha nos presentamos a la entrada principal del Edificio
1 de los Tribunales de Justicia de San José (I Circuito Judicial), para
acompañar en su audiencia ese día y a esa hora a Gian Carlo Espinoza,
arrestado el martes 9 de octubre en la Asamblea Legislativa acusado de
resistirse al arresto en el marco de la Manifestación Fotocopiando para
Estudiar.
Cuando llegamos al boulevard nos informaron que la audiencia de
este día, contrario a la de ayer miércoles, sería privada por lo que
algunas de las personas presentes decidimos ir a cenar a un restaurante
cercano y volvimos a eso de las 10:10 pm.
En el boulevard nos juntamos con los amigos que no habían ido a
cenar, nos sentamos en las bancas y conversábamos de temas diversos
mientras esperábamos que el compañero saliera de la audiencia cuando
alrededor de las 10:45 pm., se presentaron en el sitio un grupo de
personas entre las que se encontraban Agentes del OIJ, la señora Fiscal
que lleva el caso de Gian Carlo Espinoza, oficiales de seguridad del
Poder Judicial y oficiales de seguridad privada.
Los Agentes del OIJ comenzaron a solicitar nuestras cédulas de
identidad y anotar nuestros nombres y números de cédula en una lista sin
mediar explicación ni que los agentes ni oficiales de seguridad se
identificaran previamente, ante la sorpresa de todos comenzamos a
preguntar la razón del procedimiento, a lo que uno de los agentes dio la
siguiente explicación:
“El día de hoy recibimos una nueva directriz (orden) donde se indica que cuando en un edificio público se esté discutiendo el tema de los disturbios del martes 9 de octubre del 2012 se tomará nota y se investigará a todas las personas presentes en las afueras del edificio que parezcan tener relación con lo que se está discutiendo para su debida investigación.”
Agregó que el Vice-Ministro de Seguridad Celso Gamboa se
presentó a los Tribunales el día de hoy y entonces la investigación pasó
a manos del OIJ.
A su vez la señora Fiscal indicó a otro grupo de los presentes
que no deberíamos estar ahí porque la Audiencia había terminado hacía un
rato y que no teníamos razón para permanecer en el lugar, que
deberíamos irnos, a esto los compañeros le respondieron que estábamos
esperando al compañero, el cual aún no había salido y que nos
retiraríamos hasta que esto sucediera.
Aunque se le solicitó a los agentes y oficiales de seguridad que se identificaran, esto nunca sucedió.
A las 10:55 pm., salió del edificio Gian Carlo acompañado por
sus padres, explicaron que la audiencia se suspendió porque se realizó
un cambio de abogado pero solicitaron tiempo dentro del edificio para
reunirse con los abogados.
Una vez que el compañero salió más tranquilo porque su proceso
va en camino nos retiramos del lugar con una profunda preocupación
porque el procedimiento al que fuimos sometidos no es un procedimiento
normal, al contrario es un procedimiento nuevo y excepcional y no se
comprende el objetivo del mismo.
Atentamente,
Marcela Zamora Cruz
Mario Alb. Villalobos Arias
Stella Chinchilla Mora
Silvia Pereira Rivera
Natalia Vargas Umaña
Ana Beatriz Hernández Barquero
Laura Valverde
Luis Salas Sarquis
Giovanny Brenes Gómez
Jeffery López Castro
Fuente: Nota de Facebook.
Fotocopia y lucha ¿Y después de la marcha qué?
de Juventud Revolucionaria, el El Viernes, 12 de octubre de 2012 a la(s) 10:02
•
El PLN reafirma su negativa a resellar la ley del fotocopiado, y al
contrario impulsan la criminalización y represión de l@s manifestantes.
• Tras la marcha del fotocopiado, distintas corrientes estudiantiles han guardado silencio, dan la espalda a discutir nuevas acciones de lucha y de solidaridad.
• La policía defiende las instituciones de los ricos, por tanto no apoyamos ninguna colaboración con la represión ni la criminalización de la lucha.
El pasado martes 9 de octubre se realizó una multitudinaria protesta contra el Veto presidencial al proyecto 17342. Más de 8mil estudiantes salieron de San Pedro de Montes de Oca (del Pretil de la UCR) hacia la Asamblea Legislativa para exigir el resello de la ley de Fotocopiando para Estudiar.
Frente a la Asamblea se mantuvo una concentración desde el medio día, que fue coronada por un acto aventurero e inconsulto: trepar los muros de la asamblea con capuchas. Este acto derivó en la llegada de un grupo de 20 policías, enfrentamientos, un arrestado, una orinada sobre los diputados Villalta (FA) y Claudio Monge (PAC) y persecución contra l@s involucrad@s en la resistencia. Tras estos actos, el PLN ratifica su voluntad de oponerse en bloque al resello, y otras autoridades anuncian una oleada de criminalización contra la gente que sí se quedó luchando.
Desde la Juventud Revolucionaria no apoyamos ni nos pareció correcta la decisión la acción de un grupo que trepó los muros de la asamblea e insistió en mantenerse allí indefinidamente. Atacar a José María Villalta y a Claudio Monge en momentos que se amenazaba nuevamente con una intervención policial tampoco fue adecuado. Indagando luego nos damos cuenta que estaba todo montado: la ausencia de vallas, la entrada de un pequeño grupo provocador de policías, entre otros aspectos, fueron parte de un operativo policial premeditado para criminalizar la lucha. Por tanto, la falta de preparación logística y de objetivos concretos de la acción terminó comprometiendo la integridad y los contenidos de la protesta.
Sin embargo, repudiamos la posición de las organizaciones que han dado la espalda y han respaldado la represión señalando a los manifestantes que se mantuvieron frente a la Asamblea como “agentes externos de la movilización”. Podemos tener diferencias en el proceder de l@s compañer@s pero jamás podemos ser cómplices de la criminalización y la represión contra la gente que sí está dispuesta a seguir adelante y ampliar la lucha. Por tanto la respuesta ante la presencia policial fue una exitosa acción de legítima defensa.
Un vacío en la organización de la marcha
Desde hace una semana planteábamos una inquietud: ¿será suficiente con una marcha? No, no es suficiente, los mismos voceros y organizadores de esta lucha lo han dicho, que se debía mantener la línea de un movimiento nacional que ejerza presión, y que se deben hacer más acciones, pero ¿Cuáles? ¿Dónde, cuándo, cómo y con quién vamos a definir las acciones para ganar esta lucha?
Las distintas corrientes estudiantiles que participarán en las elecciones FEUCR acordaron convocar conjuntamente y sumarse a la convocatoria de Fotocopiando para Estudiar, lo cuál era positivo pero totalmente insuficiente. Se necesitaba amarrar más que un desfile sino un plan de lucha para revertir el veto presidencial. Un plan de lucha debe contemplar medidas de seguridad para responder adecuadamente ante la represión. Por ejemplo: Al menos tener una guía de qué hacer ante la detención de un/a compañero/a, teléfono de abogad@s colaboradores, moldes de un recurso de habeas corpus, etc.
Sin embargo, en una de las últimas reuniones de la coordinación de la marcha, la discusión central NO fue cómo fortalecer la lucha sino un debate de hora y media definiendo si marchábamos con un solo color o no (¿?). La acción de trepar la asamblea legislativa y asediar los portones fue una respuesta a este vacío. Es generalizado el sentir entre activistas estudiantiles de que las estrategias utilizadas hasta ahora (lobby político, marchas) no han ayudado a unificar luchas ni han dado los frutos esperados. Por tanto debemos procurar espacios para hacer un balance y redefinir estrategias en esta lucha.
Ante la represión: Solidaridad y lucha
Víctor Emilio Granados, presidente de la Asamblea Legislativa, ha salido a denunciar en prensa que han identificado al menos a 30 “revoltosos”, y con el avance de la investigación de los videos de seguridad, podrían identificar a un total de 80 manifestantes.
• Tras la marcha del fotocopiado, distintas corrientes estudiantiles han guardado silencio, dan la espalda a discutir nuevas acciones de lucha y de solidaridad.
• La policía defiende las instituciones de los ricos, por tanto no apoyamos ninguna colaboración con la represión ni la criminalización de la lucha.
El pasado martes 9 de octubre se realizó una multitudinaria protesta contra el Veto presidencial al proyecto 17342. Más de 8mil estudiantes salieron de San Pedro de Montes de Oca (del Pretil de la UCR) hacia la Asamblea Legislativa para exigir el resello de la ley de Fotocopiando para Estudiar.
Frente a la Asamblea se mantuvo una concentración desde el medio día, que fue coronada por un acto aventurero e inconsulto: trepar los muros de la asamblea con capuchas. Este acto derivó en la llegada de un grupo de 20 policías, enfrentamientos, un arrestado, una orinada sobre los diputados Villalta (FA) y Claudio Monge (PAC) y persecución contra l@s involucrad@s en la resistencia. Tras estos actos, el PLN ratifica su voluntad de oponerse en bloque al resello, y otras autoridades anuncian una oleada de criminalización contra la gente que sí se quedó luchando.
Desde la Juventud Revolucionaria no apoyamos ni nos pareció correcta la decisión la acción de un grupo que trepó los muros de la asamblea e insistió en mantenerse allí indefinidamente. Atacar a José María Villalta y a Claudio Monge en momentos que se amenazaba nuevamente con una intervención policial tampoco fue adecuado. Indagando luego nos damos cuenta que estaba todo montado: la ausencia de vallas, la entrada de un pequeño grupo provocador de policías, entre otros aspectos, fueron parte de un operativo policial premeditado para criminalizar la lucha. Por tanto, la falta de preparación logística y de objetivos concretos de la acción terminó comprometiendo la integridad y los contenidos de la protesta.
Sin embargo, repudiamos la posición de las organizaciones que han dado la espalda y han respaldado la represión señalando a los manifestantes que se mantuvieron frente a la Asamblea como “agentes externos de la movilización”. Podemos tener diferencias en el proceder de l@s compañer@s pero jamás podemos ser cómplices de la criminalización y la represión contra la gente que sí está dispuesta a seguir adelante y ampliar la lucha. Por tanto la respuesta ante la presencia policial fue una exitosa acción de legítima defensa.
Un vacío en la organización de la marcha
Desde hace una semana planteábamos una inquietud: ¿será suficiente con una marcha? No, no es suficiente, los mismos voceros y organizadores de esta lucha lo han dicho, que se debía mantener la línea de un movimiento nacional que ejerza presión, y que se deben hacer más acciones, pero ¿Cuáles? ¿Dónde, cuándo, cómo y con quién vamos a definir las acciones para ganar esta lucha?
Las distintas corrientes estudiantiles que participarán en las elecciones FEUCR acordaron convocar conjuntamente y sumarse a la convocatoria de Fotocopiando para Estudiar, lo cuál era positivo pero totalmente insuficiente. Se necesitaba amarrar más que un desfile sino un plan de lucha para revertir el veto presidencial. Un plan de lucha debe contemplar medidas de seguridad para responder adecuadamente ante la represión. Por ejemplo: Al menos tener una guía de qué hacer ante la detención de un/a compañero/a, teléfono de abogad@s colaboradores, moldes de un recurso de habeas corpus, etc.
Sin embargo, en una de las últimas reuniones de la coordinación de la marcha, la discusión central NO fue cómo fortalecer la lucha sino un debate de hora y media definiendo si marchábamos con un solo color o no (¿?). La acción de trepar la asamblea legislativa y asediar los portones fue una respuesta a este vacío. Es generalizado el sentir entre activistas estudiantiles de que las estrategias utilizadas hasta ahora (lobby político, marchas) no han ayudado a unificar luchas ni han dado los frutos esperados. Por tanto debemos procurar espacios para hacer un balance y redefinir estrategias en esta lucha.
Ante la represión: Solidaridad y lucha
Víctor Emilio Granados, presidente de la Asamblea Legislativa, ha salido a denunciar en prensa que han identificado al menos a 30 “revoltosos”, y con el avance de la investigación de los videos de seguridad, podrían identificar a un total de 80 manifestantes.
- Ninguna colaboración con las autoridades represivas del estado: Hacemos un llamado a las autoridades universitarias de la UCR y la UNA a NO patrocinar la identificación y acusación contra cualquier estudiante.
- Ni una sola sanción penal contra l@s luchadoras/es sociales: Emplazamos a todas las corrientes del movimiento estudiantil a hacer suya la campaña por la liberación sin cargos de Gian Carlo Espinoza, quien es objeto de un Juicio Abreviado, y contra las denuncias interpuestas en el Ministerio Público, entre las denuncias ya reportadas se está acusando a Luis Salas Sarkis, reconocido luchador social que puso a disposición de la protesta una tumbacocos.
- VETO al gobierno corrupto y represor: La ley aplica dura para la gente que lucha, pero no aplica para los políticos corruptos y los empresarios explotadores. Recordemos que las familias del Asentamiento Guadalupe de Liberia presentaron una denuncia penal contra la Presidenta de la República, contra el Ministro de Seguridad y la delegación de la zona por ejecutar desalojos y reprimir basados en decretos y ordenes falsas para proteger los intereses de los terratenientes.
- A quienes luchan se les defiende luchando: Urge definir un plan de lucha y una agenda amplia que unifique los esfuerzos contra el gobierno: Contra la privatización del conocimiento ¡Abajo la ley 8656! Contra los recortes y los préstamos del Banco Mundial que comprometen a la U pública, a la CCSS y a todos los servicios públicos. Solidaridad de las luchas nacionales y regionales porque con el mismo garrote que nos quieren dar a l@s estudiantes le han dado a Medio Queso, al asentamiento Guadalupe, a la lucha de los muelleros en Limón, y la Caja.
jueves, 11 de octubre de 2012
Juzgado podría dictar sentencia contra un detenido por los disturbios en el Congreso
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Juan Manuel Vargas
11 de Octubre de 2012.
Publicado a las 17:42:18 | Actualizado a las 20:08 pm
Los actos violentos podrían significarle una condena por el delito de resistencia a un joven de apellido Espinoza.
El estudiante universitario se expone a una sanción mínima de un año
de cárcel. A él se le detuvo por los hechos ocurridos en el Congreso y
un Juzgado de Flagrancia es el encargado de su caso.
Y es que la Fuerza Pública espera llevar al menos a otras diez personas más ante los Tribunales por estos disturbios.
Por tal razón presentó ante el Organismo de Investigación Judicial
(OIJ) denuncia por lo ocurrido. La acusación es soportada por vídeos,
fotografías y testimonios de los efectivos.
Aun así, Fuerza Púbica no detiene su propia investigación para individualizar a los responsables.
Las autoridades policiales defienden su accionar y no consideran que se haya subestimado la marcha.
Fuerza Pública reportó daños por millón y medio de colones a raíz de los actos violentos.
Fuente: Telenoticias.
¿De qué tenemos que pedir perdón? El Derecho a la Desobediencia Civil
de Digna Rabia, el El jueves, 11 de octubre de 2012 a la(s) 19:23
Dedicado
a todas aquellas que se siguen yendo a dormir soñando con la fábula del
“labriego sencillo”, ese personaje que por amor a la paz (esa misma en
nombre de la cual se masacran Pueblos enteros) y a la democracia (que ha
sido usurpada por una Dictadura Mundial del Capital) acepta con
resignación la humillación y explotación de cada día, dándole, además,
muchas gracias a su patrón.
Henry David Thoreau, anarquista,
teórico de la Desobediencia Civil.
«Cuando el pueblo está oprimido, cuando ya no le
queda más que a sí mismo, sería un cobarde quien no le dijese que se
levantase. Cuando todas las leyes han sido violadas, cuando el
despotismo ha llegado al límite, cuando se pisotea la buena fe y el
pudor, entonces el pueblo ha de rebelarse. Ha llegado el momento».
Robespierre, Liberal, Revolucionario Francés, Teórico del Derecho
Monderno.
SOBRE LA PROTESTA POPULAR Y EL RESPETO DE LAS INSTITUCIONES DEMOCRÁTICAS
La desobediencia civil es uno de los conceptos
fundamentales de una democracia, ya que permite a los pueblos rebelarse
contra las leyes, instituciones y gobiernos que consideran injustos.
El fundamento de la desobediencia civil descansa en
que así como no es correcto desobedecer una norma justa, tampoco lo es
obedecer una que es injusta, el cual es uno de los más altos deberes
morales y políticos de ser humano.
Y es que una sociedad no puede someterse
irracionalmente a la mera legalidad, más que una lealtad a la
constitución y a las leyes, las personas deben atenerse a los principios
éticos que fundamentan la democracia y que se supone, son la base de
toda la legalidad y no al contrario.
Con este fundamento, la desobediencia civil y la
resistencia política pueden verse como actividades cuyo objetivo es la
defensa de las normas éticas que sostienen la democracia, así como
también pueden ser vistas como una forma en que la sociedad puede
participar efectivamente en el proceso de su continuo mejoramiento
(Ciertamente todas las garantías y derechos que hoy en día defendemos
son el resultado de una larga lucha de las generaciones anteriores).
En ese sentido, “la constitución no debería ser lo
que la Sala Cuarta dice que es, sino más bien, lo que el pueblo
considera que debe ser”.
Respecto de los métodos de lucha que caben dentro
de la desobediencia civil, es de gran importancia recalcar que uno de
sus requisitos fundamentales es el apego a los principios de la
resistencia pacífica, en tanto la violencia política, que suele
expresarse como violencia estructural y militar, es colocada por el
desobediente como monopolio del Estado y de la casta
político-empresarial que lo controla.
A pesar de eso, vale la pena aclarar, que esto no
implica de ninguna manera, que quienes abogan por la desobediencia
civil, renuncien de igual manera a todas aquellas formulas de
resistencia que de alguna forma implican la posibilidad de un conflicto
físico entre sujetos, o de algún tipo de menoscabo tanto para quienes
desobedecen como para quienes traten de impedirlo, tal y como sucede
cuando la o el desobediente se defiende de la represión y la violencia
de que es objeto. En esto casos, es totalmente inadecuado hablar de
violencia política, en tanto no se busca, e incluso se rechaza,
solucionar el conflicto existente mediante la puesta en entredicho de la
vida humana.
A continuación, se transcribe parte del análisis
que nos ha llevado a respaldar el recurso de la desobediencia civil como
estrategia de oposición legítima frente al gobierno terrorista y
tiránico de los Arias.
Fundamentación de la desobediencia civil y del derecho de resistencia
Si bien las y los juristas nacionales desconocen, o
han evitado, el análisis de la desobediencia civil como derecho de
resistencia, en otras latitudes este tema ha sido muy estudiado,
llegándose incluso a afirmar que representa “una prueba del grado de
tolerancia y de salud de una democracia avanzada y dinámica”.
A pesar de la gran cantidad de opiniones al
respecto, se puede decir que la desobediencia civil consiste en la
negación de ciertos contenidos de la legalidad, tales como leyes,
políticas o gobiernos, en tanto se consideran violatorios de principios
superiores, dignos de un acatamiento más estricto. La desobediencia
civil sería en este sentido, el último recurso de que dispone un
individuo o grupo de individuos, para enfrentarse a esa norma o
institución considerada injusta, sobretodo si se considera, que se han
agotado todos los mecanismos amparados por la legalidad. Así como no es
correcto desobedecer una norma justa, tampoco lo es obedecer una que es
injusta, principio no solamente legítimo, sino también, que se
constituye en uno de los más altos deberes morales y políticos de ser
humano.
Cuando se menciona la existencia de principios
superiores a la mera legalidad, más que de una lealtad a la constitución
y los instrumentos de derechos humanos, se está refiriendo a los
principios éticos mismos que fundamentan la democracia, los cuales ha
sido asumidos por sus instituciones y ordenamientos jurídicos. Es por
esto que también puede afirmarse, que la desobediencia civil y algunas
manifestaciones de resistencia política que no entran bajo ese concepto,
pretende la defensa de las normas constitucionales junto con participar
en el proceso de su continuo mejoramiento. John Rawls escribe: “la
constitución no debería ser lo que el Tribunal Supremo dice que es, sino
más bien, lo que el pueblo considera que debe ser”.
En ese sentido, la constitución y el ordenamiento
jurídico no son algo acabado y estático, sino que como la democracia
misma, deben ser continuamente perfeccionados en su adecuación a la
realidad. Desde esta perspectiva, y en ausencia de mecanismos legales
que permitan la participación popular en dicho proceso, la desobediencia
civil adquiere un parentesco notable con conceptos como el de soberanía
popular o el de poder constituyente, con los cuales comparte sus
presupuestos fundamentales: el principio político democrático, según el
cual, corresponde al pueblo el ejercicio del poder constituyente; y el
principio de la supremacía constitucional, por el cual la constitución
obliga de igual manera a gobernantes y gobernados.
Quienes se niegan a aceptar tajantemente esta
afirmación, suelen olvidar el origen histórico de la autoridad del
Estado, asumiendo por el contrario, que este es una característica
natural de toda sociedad humana, al igual que lo es, la obligación de
aceptar el imperio de la institucionalidad democrática formal. Al dejar
de lado la cuestión de cómo llegó el Estado a adquirir su autoridad
sobre el individuo, se trata de ocultar el hecho de que los medios
materiales con que el Estado se sostiene, son producidos enteramente por
la sociedad sobre la que se impone, eso, sin tomar en cuenta la
cuestión de la manera en que se ha apoderado de dichos medios. En el
fondo, la desobediencia civil replantea esta problemática, al tratar de
resolver si una determinada ley o política es legítima o no lo es. De
igual manera, los liberales tratan de olvidar, que fue mediante
barricadas, huelgas y movimientos populares, que logró instaurarse la
institucionalidad que ahora ellos defienden con la legalidad.
Respecto de los métodos de lucha de la
desobediencia civil, es de gran importancia recalcar que uno de sus
requisitos fundamentales es el apego a los principios de la resistencia
pacífica, en tanto la violencia política, que suele expresarse como
violencia estructural y militar, es colocada por el desobediente como
monopolio del Estado y de la casta político-empresarial que lo controla.
Vale la pena aclarar, que esto no implica de ninguna manera, que
quienes abogan por la desobediencia civil, renuncien de igual manera a
todas aquellas formulas de resistencia que de alguna forma implican la
posibilidad de un conflicto físico entre sujetos, o de algún tipo de
menoscabo tanto para quienes desobedecen como para quienes traten de
impedirlo, tal y como sucede cuando la o el desobediente se defiende de
la represión de que es objeto. En esto casos, es totalmente inadecuado
hablar de violencia política, en tanto no se busca, e incluso se
rechaza, solucionar el conflicto existente mediante la puesta en
entredicho de la vida humana.
Argumento utilizados para descalificar el recurso a la desobediencia civil
Frente a la anterior caracterización de la
desobediencia civil como medio legítimo de participación política, se
suelen utilizarse dos argumentos: 1) la necesidad de un orden para que
la convivencia sea posible y 2) el carácter democrático de la ley o
política que se rechaza.
El argumento de la preservación del orden como
razón para obedecer las leyes, normalmente se basa en la idea de que si
el cumplimiento de las leyes queda al arbitrio de los ciudadanos, pronto
se impondría la ley del más fuerte, resultando imposible una
convivencia ajustada a los derechos fundamentales. Pero este argumento
esconde una falacia, pues concluye que con el solo hecho de que las y
los ciudadanos ajusten su conducta a la ley, por consiguiente, se tiene
asegurado que no se darán los excesos individuales. Contradictoriamente,
las y los funcionarios y autoridades estatales respetuosos de la
legalidad, en muchas ocasiones han aprovechado su posición para
beneficio personal y de la misma forma, en los regímenes autoritarios,
las y los ciudadanos observan la ley, incluso mejor, que lo que lo hacen
las y los ciudadanos de los regímenes democráticos.
Respecto del carácter democrático de la legalidad,
podemos decir que en sentido estricto, un individuo o grupo de
individuos, solo ficticiamente pueden encarnar la voluntad de la
mayoría, y en ese sentido, únicamente la voluntad de la mayoría real,
podría asegurar la no intromisión de los intereses individuales en el
establecimiento de las leyes y políticas públicas. Máxime, cuando aún no
conocemos de algún mecanismo de control, que asegure que las decisiones
que se toman en el gobierno consideran exclusivamente la voluntad de la
mayoría.
De acuerdo con lo anterior, la manera en que los
gobiernos toman las decisiones en las democracias formales, únicamente
puede ser calificada como arbitraria, y el orden que generan, como un
orden que no sólo no es garantía contra la arbitrariedad individual,
sino que es garantía de esta.
El orden que emana de las democracias liberales,
será en principio un orden legítimo, pero eso no significa, que no
existan en él normas jurídicas que sean inconstitucionales o injustas, y
que se deban cambiar. La desobediencia civil se presenta así, como una
forma legítima de participación política, una forma de participación,
más efectiva y responsable, que la elección periódica del candidato de
turno, impuesto por alguna cúpula partidista.
Legitimación histórica del derecho de resistencia y la desobediencia civil
Fue con las primeras constituciones modernas, que
el derecho de resistencia empezó ha ser reconocido como elemento
fundamental de la democracia. Así por ejemplo, la Declaración de
Independencia de los Estados Unidos, adoptada por el Congreso
Continental de Filadelfia el 4 de julio de 1776, establece:
"Sostenemos como evidentes estas verdades: que
todos los hombres son creados iguales, que son dotados por su creador de
ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la
libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos
derechos, se instituyen entre los hombres los gobiernos que derivan sus
poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando
quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos
principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e
instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a
organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores
posibilidades de alcanzar su seguridad y felicidad...Pero cuando una
larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo
objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo
absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y establecer
nuevos resguardos para su futura seguridad".
En este mismo sentido, la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada por Asamblea Nacional
francesa el 26 de agosto de 1789, que luego inspiró la Constitución
Francesa de 1791, declara en su artículo II: “La finalidad de todas las
asociaciones políticas es la protección de los derechos naturales e
imprescriptibles del hombre; y esos derechos son libertad, propiedad,
seguridad y resistencia a la opresión”.
En consecuencia, las anteriores declaraciones; hoy
consideradas hitos en la historia de los derechos humanos; reconocen que
la insurgencia es legítima cuando un gobernante desconoce las reglas
del juego en su ejercicio del poder y pasa a ser un agresor injusto del
pueblo.
También la Iglesia Católica se ha referido al
respecto. En 1937, Pio XI, en su Encíclica “Firmissimam Constantiam”,
manifiesta: "...Cuando llegara el caso de que (los) poderes constituidos
se levantasen contra la justicia y la verdad hasta destruir aun los
fundamentos mismos de la autoridad, no se ve cómo podría entonces
condenarse el que los ciudadanos se unieran para defender la nación y
defenderse así mismos con medios lícitos y apropiados contra los que se
valen del poder público para arrastrarle a la ruina”
Incluso el Concilio Vaticano II parece admitir la
legitimidad de la desobediencia al proclamar: "Cuando la autoridad
pública, rebasando su propia competencia, oprime a los ciudadanos, éstos
no deben rehuir las exigencias objetivas del bien común; les es lícito,
sin embargo, defender sus derechos y los de sus conciudadanos contra el
abuso de tal autoridad, guardando los límites que señala la ley natural
y evangélica”.
En la actualidad, el filósofo francés Emmanuel
Mounier, ha trabajado extensamente el tema, opinando al respecto: "Si
ningún cristiano puede combatir el poder establecido por ambición
personal o por gusto, hay un momento en que esta sumisión de hecho,
según la tradición teológica, ya no es un deber para los gobernados. Es
aquél en que el régimen se convierte en tiránico, es decir, en que el
soberano, en lugar de gobernar en vistas al bien común, lo hace en vista
de su propio bien privado" .
La desobediencia civil en los derechos humanos
En relación con los derechos humanos, debemos
mencionar como de especial importancia la “Declaración de Argel o
Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos”, promulgada el 4
de julio de 1976 por los pueblos del Tercer Mundo, que dice en su
artículo 28: "Todo pueblo, cuyos derechos fundamentales sean gravemente
ignorados, tiene el derecho de hacerlos valer especialmente por la lucha
política o sindical, e incluso, como última instancia, por el recurso
de la fuerza".
Continuando, la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, promulgada el 10 de diciembre de 1948, y de la cual
Costa Rica en signataria, establece en el considerando tercero de su
preámbulo: "Considerando esencial que los derechos humanos sean
protegidos por un régimen de derecho,a fin de que el hombre no se vea
compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la
opresión...". De acuerdo con esto, lo que caracteriza a un régimen de
derecho, es precisamente la protección que su ordenamiento jurídico
brinde de los derechos humanos, previniendo y reprimiendo su violación.
Cuando este principio es desconocido por las propias autoridades,
incluso si cuentan con el apoyo de la legalidad, deja de cumplirse la
primera y principal finalidad de la comunidad política.
Escritor, anarquista y filósofo estadounidense,
Henry David Thoreau, es también el creador de la desobediencia civil. En
1846, Thoreau se negó a pagar impuestos debido a su oposición a la
guerra contra México y a la esclavitud en Estados Unidos, por lo que fue
condenado a prisión. De este hecho nació su tratado “La desobediencia
civil”. En este texto se declara uno de los conceptos principales de su
ideología: la idea de que el gobierno no debe tener más poder que el que
los ciudadanos estén dispuestos a concederle, llegando a tal punto que
propone la abolición de todo gobierno, una ética contraria a la
capitalista y burguesa y se declara enemigo del Estado. Su obra y su
ejemplo mantienen todavía una fuerte influencia en los movimientos en
defensa de los derechos civiles.
Mahatma Gandhi utilizó la desobediencia civil en la
India, siendo ésta todavía una colonia del imperio británico, con el
objetivo de lograr la independencia. Su formulación de la desobediencia
basada en la “satyagarha” (fuerza de la verdad) es simple: El punto de
partida es la tolerancia, pero si el “satyagarha”está seguro en su alma y
es consciente de que una ley, o el conjunto del poder, son radicalmente
injustos, y que someterse a ellos será contrario al honor y a la
dignidad humana, sólo entonces, recurrirá a la prueba de la fuerza.
Sobre este razonamiento, Gandhi llamó a boicotear al gobierno colonial
inglés, mediante huelgas, movilizaciones y violando la autoridad
impuesta, con el objetivo de mostrar que de manera pacífica obtendrían
mejores resultados que con la violencia, en donde la superioridad de los
ingleses aplastaba cualquier lucha armada. Gandhi nunca llegó a recibir
el premio Nobel de la Paz, aunque fue nominado cinco veces entre 1937 y
1948. Décadas después, sin embargo, el Comité que administra el premio
Nobel declararon la injusticia de tal omisión.
Martín Luther King, uno de los mayores líderes y
héroes de la historia de Estados Unidos, también utilizó la
desobediencia civil como principal método de lucha contra el racismo.
Impulsaba a sus seguidores a rebelarse contra las leyes racistas, las
cuales consideraba intrínsecamente injustas, así como contra cualquier
otra que contribuyera con la segregación de los afroamericanos. Martín
Luther King obtuvo el premio Nobel de la paz en 1964. Un año antes había
escrito su obra más célebre: Carta desde la Cárcel Birmingham, en
respuesta a aquellos que criticaban la infracción deliberada de las
leyes segregacionistas. La cuestión básica a que aludía la carta era
cómo podía abogar por la obediencia a algunas leyes y al mismo tiempo
llamaba a desobedecer otras. Su respuesta es que quien infringe una ley
injusta por así dictárselo su conciencia, está en realidad expresando el
mayor respeto hacia el derecho.
Finalmente, incluso juristas de gran renombre se
han pronunciado sobre el carácter de deber y de derecho que tiene la
resistencia al oprobio. Así por ejemplo, Enrico Pessina afirmó: "Hay
momentos en la historia en los que no solamente es lícito, sino
obligatorio, tomar las armas contra el poder social que traiciona su
misión; y la revolución se convierte en necesidad imprescindible para un
pueblo oprimido que debe dignificarse, sea expulsando a dominadores
extraños, sea pisoteando el yugo de una casta que pisotea en lo interno
las sacrosantas normas de derecho".
Fuente: https://www.facebook.com/notes/digna-rabia/de-qu%C3%A9-tenemos-que-pedir-perd%C3%B3n-el-derecho-a-la-desobediencia-civil/491927784165402
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