viernes, 19 de marzo de 2010

LA LEY DE TRÁNSITO QUE EL PAÍS REQUIERE

Mario Arce Jiménez (*)

En varios comentarios anteriores he expresado mi preocupación en torno a las múltiples "deficiencias" de la Ley de Tránsito.

Parto de los siguientes supuestos: que nos interesa hacer frente, con seriedad y objetividad, a los grandes problemas nacionales, uno de ellos la seguridad vial, de que es una obligación cumplir (y hacer cumplir) las leyes y finalmente de que una ley de tránsito NO ES UNA FÁBRICA DE BOLETAS DE INFRACCIONES NI UN MECANISMO CAMUFLADO DE RECAUDACIÓN DE IMPUESTOS.

Una ley de tránsito mal formulada no solamente se convierte en una deficiente herramienta para enfrentar el problema de los accidentes en las carreteras, sino que también puede provocar otros efectos adversos para la convivencia social y la calidad de vida de los(as) costarricenses.
He insistido en siete aspectos:
1- No se puede enfrentar con éxito un problema si se desconocen sus verdaderas causas, y en este aspecto la citada ley es un típico ejemplo
2- Las disposiciones de la Ley de Tránsito deben tener en cuenta, necesariamente, la realidad del sistema de infraestructura vial que está regulando, y en esto se observa un nocivo divorcio entre la realidad de las carreteras y su señalización con las disposiciones de esa ley
3- Por sus alcances y consecuencias, este proyecto de ley requiere al menos, previo a su aprobación, de un estudio serio de validación (o estudio de simulación) que permita realizar todos los ajustes necesarios, para así dotar al país de una herramienta que le garantice enfrentar con éxito el problema de los accidentes viales. Un proyecto tan importante como éste no puede construirse sobre la base de una antología de buenas intenciones, o como "el promedio" de las presiones de diferentes grupos de interés (o grupos afectados) alrededor del tema
4- Las precarias condiciones técnicas (estándares técnicos) de la red vial y su señalización no solamente son una causa importante de la accidentabilidad en las carreteras, sino que también “inducen” al conductor a cometer infracciones. Solo para citar un ejemplo: ante las precarias condiciones de exceso de curvas y pendientes que desde hace muchas décadas presentan las carreteras, la Administración Vial en lugar de corregir de forma correcta y oportuna el problema, se limita (en el mejor de los casos) a pintar la doble raya amarilla sin tomar en cuenta que las vías NECESARIAMENTE deben brindar al conductor oportunidades de adelantamiento. De este tipo de deficiencias técnicas está plagada la red vial; y si se está tomando en serio el tema de la seguridad vial es de suma importancia que esta realidad se tenga muy presente, no solamente al formular las disposiciones de la Ley de Tránsito, sino también que se les debe dar una altísima prioridad en los programas de trabajo del MOPT-CONAVI
5- Tal y como se ha formulado esta Ley de Tránsito, se da un peligroso margen a la arbitrariedad y a la represión policial, y esto es sumamente preocupante para cualquier sociedad, a lo que se suma el hecho de potenciar la corrupción. Esta es una forma absolutamente inadecuada de enfrentar los grandes problemas nacionales
6- El tema de “los conductores borrachos e irresponsables” en las carreteras requiere de un enfoque específico y riguroso, pero este es apenas una parte del problema, y no debe ser la plataforma para suponer que una “agresiva” ley de tránsito es lo que el país se merece y requiere para resolver el problema de la seguridad vial
7- La Ley de Tránsito como fórmula para cambiar nuestra cultura vial pasa a ser un espejismo, en el tanto que es la Administración Vial la gran responsable de nuestra cultura en las carreteras y del tugurio vial por el cual transitamos (mala señalización, carreteras peligrosas, irrespeto al derecho de vía como bien público, señalamiento vial que no se respeta por sus deficiencias técnicas, uso del derecho de vía para propaganda de interés comercial, vías con muy bajos estándares de seguridad, las carreteras convertidas en un extenso “supermercado” donde se vende desde prestiños hasta vehículos, pésimas condiciones de circulación para los usuarios –congestionamiento, falta de oportunidades de adelantamiento, falta de carriles para vehículos lentos, falta de bahías para los buses- falta de condiciones adecuadas y seguras para la circulación en intersecciones y accesos a las carreteras, proliferación de obstáculos laterales, pésima gestión del derecho de vía, etc., etc.), todo esto le compete de forma exclusiva al MOPT-CONAVI
Con el propósito de ilustrar sobre los anteriores comentarios, y solamente citando un ejemplo relacionado con el tema de la importancia de la validación o simulación antes citada, respetuosamente invito a que se haga un "mini estudio de validación" que incluya únicamente la forma como en la realidad funcionan los límites de velocidad de 40km/h en carreteras como: Interamericana Norte, Interamericana Sur, San José-Limón, Limonal-Tempisque, San José-Caldera, y otras vías similares y se analice lo que sucede al aplicar la Ley de Tránsito en este caso específico.
Conviene destacar que en el caso de los límites de velocidad de 40 km/h, antes señalados, concurren situaciones como las siguientes:
1. El 100% de los conductores sobrepasan el límite establecido, sin que ello implique necesariamente poner en peligro la seguridad de las personas (caso clásico el límite de 40 km/h en los accesos al río Guacimal)
2. Conviene tener presente que ante las diferentes condiciones o situaciones que se presentan en la vía, el conductor reacciona por una alerta o fenómeno que se denomina "riesgo percibido por el conductor" y ante dichas condiciones "especiales" que se presentan en la carretera éste busca la señalización vial para adecuar su conducción ante un posible peligro o situación inesperada (propio o de otros transeúntes), conducta que también aplica cuando se requiere una drástica disminución de la velocidad, de modo que no basta con poner señales de reducción de velocidad de forma indiscriminada o antojadiza, es todo un procedimiento técnico que se debe respetar, de lo contario la señalización no logra el objetivo que persigue, y esto lo demuestra la realidad que se aprecia en las carreteras en estas regulaciones de velocidad que se han colocado, y que sirven de referente para determinar las infracciones de los conductores y para valorar “CONDUCTAS TEMERARIAS” de parte de éstos.
3. Es fundamental que los límites de velocidad cumplan condiciones como las siguientes:
a- Uniformidad: Bajo las mismas condiciones, se deben establecer los mismos límites de velocidad. Esto para no confundir a los conductores y por ende inducirles a que continuamente incumplan tales regulaciones. Esta es una debilidad importante de nuestra señalización vial
b- Fundamentación técnica. Para poner una señal de límite de velocidad se requiere un estudio técnico en el cual se fundamente, no se trata de algo antojadizo y mucho menos de complacer a algún líder comunal que solicite alguna señalización específica para su comunidad
c- Credibilidad. Si los conductores transitan por un tramo de carretera con un límite de velocidad que no tiene ningún sentido, terminan por no acatarlo, y no necesariamente de forma intencional, simplemente NO LO VEN...(recordar el concepto de riesgo percibido por el conductor)
d- Inicio y término. Cuando se coloca una señal de límite de velocidad, necesariamente se le debe indicar al conductor el tramo exacto en el que rige dicha regulación, situación que también es parte del estudio técnico que se requiere para colocar la señal
e- Perfil de velocidades de la carretera. Es muy importante no saturar una vía de constantes cambios de velocidad, el conductor simplemente NO LOGRA ATENDER A TODAS ELLAS, por más que lo intente. La solución pasa por readecuar intersecciones, regular y controlar el acceso indiscriminado a las carreteras (especialmente a las más importantes), construir vías de servicio, colocar pasos peatonales, …
f- etc.

En este caso específico de los límites de velocidad de 40 km/h, se presenta una preocupante realidad:
1- Las multas no están resolviendo el problema de los accidentes
2- El conductor se convierte en una víctima de las deficiencias del sistema vial y su señalización
3- Inspectores, ¿a lo mejor inescrupulosos?, conocedores de esta situación, cuando se ubican en estos sitios (regulaciones de velocidad con deficiencias técnicas), pueden hacer cualquier cantidad de partes, sin que ello implique un aporte a la seguridad vial, pero sí representa un evidente potencial de corrupción y "un maltrato" a los conductores
Bajo la premisa del compromiso de buscar lo mejor para el país, insto a que se analice y reflexione con objetividad en torno a esta ley de tránsito, para que se hagan todas las modificaciones que requiere, y que se complemente con las acciones que con carácter urgente debe implementar el MOPT-CONAVI en la red vial, para así enfrentar con éxito el problema de los accidentes viales, meta a la que todos los costarricenses aspiramos.

* Ingeniero, ex director del Programa de Infraestructura de Transportes del Lanamme/UCR